El Miércoles Santo comenzó a las 20;30 horas. En San Andrés y en Santo Domingo comenzaban a la hora indicada sendos desfiles procesionales.
En el caso de San Andrés salían a la calle el Santísimo Cristo del Descendimiento y María Santísima de la Piedad en un paso procesional seguidos muy de cerca del de Nuestra Señora de la Esperanza. Todas las tallas de los dos pasos pertenecen al sevillano Antonio Castillo Lastrucci, un imaginero muy bien considerado en el arte de la Semana Santa. El paso del Descendimiento es el misterio más completo de toda la semana santa pacense, recreando la bajada de Jesucristo de la cruz ayudado por sus discípulos y esperado por la Piedad que espera que bajen a su hijo del madero.
El discurrir de los majestuosos pasos de esta procesión por las callejas estrechas del centro impresiona sobremanera ya que en muchos de los tramos de algunas calles no puede haber nadie en el acerado ya que impediría el paso de los mismos, como por ejemplo en la calle López Prudencio o en Vicente Barrantes.
Y si Castillo Lastrucci firmaba las dos imágenes de la Cofradía de San Andrés, también es el encargado de firmar la talla de María Santísima del Mayor Dolor, que es el último de los pasos procesionales de la Cofradía de Santo Domingo, por delante desfilan Nuestro Padre Jesús Nazareno del Amparo, el Santísimo Cristo de la Fe y Nuestra Señora de la Piedad.
Es la cofradía de la Parroquia de Santo Domingo la que más pasos saca a la calle en la misma procesión y esto dice mucho de ella. Son pasos con andas grandes, muy voluminosos y con grandes misterios sobre ellos.
Al igual que le ocurriera a la cofradía de San Andrés, la de Santo Domingo tuvo complicaciones en las calles más estrechas ya que el volumen de sus pasos requería un movimiento milimétrico.
Ya de madrugada, desde la iglesia parroquial de la Concepción salía a la calle la procesión de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento, una procesión "de silencio" tan solo interrumpido por el tambor que marcha los movimientos, por las horquillas que llevan los portadores del paso y que golpean en el suelo para coordinarse, y también interrumpido en la Plaza Alta por el Vía Crucis que se realiza una vez que el Cristo del Prendimiento llega a la plaza.
Quizás esta procesión del silencio, del Prendimiento, es una de las que más carácter imponen a la Semana Santa de Badajoz, una estética que rompe con las demás procesiones, la sencillez, el orden, el silencio, la obediencia y la penitencia, todo reunido en el prendimiento de Jesucristo.
