La mayoria de los Colegios públicos en Badajoz optan por los uniformes escolares

Si los padres compraban los libros de texto justo al acabar el curso -de esto hace un par de meses- con los uniformes ocurre justo lo contrario. Los establecimientos dedicados a ello aseguran que este asunto se deja para última hora y pasadas las vacaciones es cuando llegan las prisas. Desde hace unas semanas se han intensificado las ventas de estas prendas que sólo seis de los 26 colegios públicos de la ciudad se resisten a implementar. Llevar o no uniforme no es de carácter obligatorio. Es una cuestión que adopta el consejo escolar, tras una petición de la asociación de padres del centro. Ésta ha tenido que realizar un muestreo previo para comprobar si el numero de familias interesadas es significativo. De los 26 colegios públicos de la ciudad, sólo Cerro de Reyes, Nuestra Señora de Fátima, San Pedro de Alcántara, San Juan Bautista, Santa Engracia y Manuel Pacheco aguantan y se desmarcan por implementar del traje distintivo. «¿Qué ropa me pongo?». Esta frase es el tormento de algunas familias cuando 'suena campana' por la mañana. Una expresión que cada vez se escucha menos, ya que casi el 80 por ciento de los colegios públicos se ha puesto de acuerdo y hace práctica de esta tendencia, bien por comodidad o bien por ahorro. Muchas madres aseguran que tener varios conjuntos para vestir a sus hijos durante la semana supone un gasto importante, y aunque el uniforme no sea precisamente barato, a largo plazo es una inversión rentable. Hace décadas, Galerías Preciados y Esteban López eran el punto clave de numerosas familias para comprar los uniformes escolares. El tiempo ha pasado y el monopolio que antes manejaban sólo unos pocos ha desaparecido. La competencia en el sector es evidente, los grandes centros comerciales y tiendas especializadas apuestan con sus prendas, calidad y precios. A día de hoy, Carrefour, El Corte Inglés, Esteban López o Terifel son algunas de las principales tiendas que se encargan del suministro de los uniformes en Badajoz. Que un padre opte por una tienda u otra no depende de la factura, que una prenda sea buena o que atiendan mejor en tal o cual sitio. La elección es obligada en algunos casos porque los colegios ceden la exclusividad de las ventas a tiendas concretas y sólo se puede comprar el uniforme en ese único establecimiento. Aunque también se ven padres frecuentando las tiendas y ocupándose de equipar a los niños, generalmente son las madres las que se encargan de esta tarea. Durante los últimos días, más de una ha dado 'la vuelta al armario' y ha comprobado qué hay y qué no hay que renovar. Las menos afortunadas tendrán que preparar el bolsillo para comprar el conjunto completo. Esto supone una media de 150 euros. Todo depende de las prendas, del colegio y del establecimiento. Los responsables de los negocios de uniformes coinciden en que la campaña de estas unidades «comienza mucho más tarde. Aunque hay gente que prefiere hacerlo antes de irse de vacaciones y desentenderse hasta que llegue el inicio del curso». Otra postura que tanto padres como comerciantes defienden es que «la crisis ha aumentado la demanda», puesto que se ha considerado una medida de ahorro. Ramón Ramos, presidente de la Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos y Padres de Familia (Concapa), asegura que poco a poco todos caen en lo que venían advirtiendo desde hace años como una buena idea. Llevar uniforme es más cómodo y práctico para todos. Según comenta Ramos, el uniforme elimina élites y no existirían dentro de las aulas distinción por marcas. De un año para otro los precios no han variado. Céntimo arriba, céntimo, abajo el total sigue siendo prácticamente el mismo. Los gastos En Esteban López en estos días es normal ver salir del probador a niños con pantalones sin la bastilla cogida, con el jersey remangado o faldas tres cuartos. Justo lo mismo ocurre en El Corte Inglés, donde Rosa C. prueba a sus mellizos unos babis que parecen no gustarle mucho. Mientras esta mujer se muerde los labios echa cuentas de lo que supondrá que sus tres hijos estén escolarizados. Entre los pequeños de cuatro años y la mayor de seis calcula que ha invertido más de 3.500 euros. Cada equipo completo de uniforme supera los 200 euros y aún le queda sumar los pack de libros. En la calle Rafael Lucenqui, con dos años de vida está Terifel. Ordenados por colegios, prendas y tallas, Teresa distribuye en en local cada uniforme. Está al día de lo que necesita cada niño dependiendo del centro en el que estudie. Trabaja con la calidad y aunque asegura que hasta ahora la campaña había estado floja, afirma que la cosa comienza a animarse. Esta actividad se orienta de cara a septiembre, cuando terminan las vacaciones. La vida de un uniforme varía dependiendo del centro. No suele cambiar de un año para otro. Teresa comenta que este año el colegio Ramón Izquierdo es uno de los que cambia de indumentaria. En un plazo de adaptación de dos años, todos los alumnos de los Salesianos tendrán que lucir el nuevo