Este jueves, representación en el López de Ayala de la obra de teatro Amalia y el río

Este jueves 30 de marzo, a las 21:00 horas, representación en el López de Ayala de la obra de teatro Amalia y el río, historia de una estraperlista de la compañía extremeña Guirigai teatro.

Agustín Iglesias dirige y ha realizado la dramaturgia. La obra está interpretada por Magda García Arenal y Cándido Gómez, y tiene una duración de 75 minutos. El precio es de 10 € en butaca de patio y en anfiteatro, 8€.

Amalia y el río, historia de una estraperlista está basada en la historia real de Antonia ‘La Lirina’, vecina de Olivenza. Trascurre en la frontera extremeña con Portugal, entre Olivenza y Badajoz, durante los años 1942 a 1964. Un retazo vivo de las historias del contrabando en España, protagonizado por una mujer mochilera y estraperlista. Una mujer fuerte, inteligente, socarrona y astuta frente a las autoridades vencedoras que en la frontera son guardinhas, policías, guardias civiles, fiscales y toda una espesa malla de contrabando incrustada en el machismo del tejido social.

Agustín Iglesias escribió el texto cuando estudiaba varios personajes históricos de Extremadura, y se topó con una tesis doctoral sobre contrabando en la región, elaborada por Eusebio Medina, profesor de Antropología Social de la Universidad de Extremadura. En este trabajo de investigación se recoge la voz de varias personas, y se encontró con la contrabandista Antonia ‘La Lirina’.

Fueron varias las historias que se recogen en la tesis, pero sin lugar a dudas, la más interesante fue la de ella: “por su vitalidad, su forma de entender la vida y su épica que nos recuerda a la de otras muchas mujeres”, afirma Iglesias. En palabras del autor, también es importante porque no sólo se cuenta una historia de nuestro territorio, de nuestras abuelas, sino de muchas otras mujeres que fueron silenciadas, pero que todo el país conoce.

“Representar la figura de Amalia-Antonia fue todo un honor, y dio la posibilidad de contribuir a visibilizar un periodo de la historia de España que está totalmente escondido, el de las mujeres de la posguerra”, asegura Agustín Iglesias. De esta forma, la función se convierte en una obra feminista, en el que se da un importante protagonismo a la mujer de la década de los cuarenta y cincuenta.

El otro protagonista de la función es el hombre de piedra, que representa la figura del hombre machista con las ventajas que le ha dado la historia en aquella época, con todos esos personajes que se tuvo que topar Antonia - en este caso Amalia - a lo largo de su vida como estraperlista.

Pese a las penalidades, Amalia cruza el Guadiana cargada de café, azúcar, tabaco, en los duros años de la posguerra para sacar adelante a su familia, con un coraje y ganas de vivir admirables que provocan en el público un chute de energía y vitalidad.

Cuando Amalia vuelve a su pueblo siempre aparece el mismo sueño: el río de su juventud; los gritos amenazantes de guardinhas y carabineros; mujeres cruzando las frías aguas cargadas de bultos; las canciones de su madre; la alegría de su amiga Rosa; los secretos de la Basilisa; la envidiosa de su suegra, la Pelá –que tantas veces la denunció–, o el simpático Chiribique.

Amalia nos cuenta su historia desde 1942 a 1964, cuando ya viuda y con ocho hijos emigra a Barcelona. En el escenario dos personajes: Amalia que transita entre el presente y el pasado reviviendo su vida y el Hombre de Piedra, que surge de los recuerdos de la protagonista, representa el poder patriarcal, la masculinidad. A todo este ambiente le acompaña como una escenografía onírica, espacio sensorial y vivencial de los sueños donde todo es posible. Amalia sale a escena, busca, mira al público. Los objetos que se va encontrando le provocan recuerdos, músicas, personas queridas. Se resiste a recordar, pero los sonidos y olores son más fuertes, son reales, son su vida.